
Hemos recorrido desde niños sus barrancos y el bosque que muchos de nuestros padres ayudaron a reforestar siendo hoy el pulmón que oxigena nuestra población. Allí han salido los niños y los jóvenes de excursión y son incontables las parejas que se declararon su amor en estas excursiones o en sus fiestas. Hasta enterramos a nuestros seres queridos en sus entrañas y subimos a la ermita del Cabeço a pedir el favor a nuestra Virgen de la Fátima.
Aparece nombrado y ensalzado por todos los poetas que ha dado esta tierra, que vieron en él la fuerza de nuestra identidad. Lo hemos plasmado en cientos de lienzos. Y en cada uno de nuestros álbumes fotográficos, los que recogen la esencia de nuestra vida, aparece una y otra vez como si de un familiar común a todos los pinoseros se tratara.